miércoles, diciembre 19, 2007

Descripciones: Individuo 6

Estaba sentada en el autobús cuando de repente el movimiento de una mano llamó su atención, pertenecía a un individuo un par de asientos delante suyo, y era de una blancura casi transparente, tanto que en ella se veía difuminado el color azulado de las venas. Indudablemente era la mano de una persona mayor. Lo era no tanto por tener una piel arrugada como por la fragilidad que exudaba y que solo la edad, o muy avanzada o aún en la infancia, son capaces de provocar.

Con curiosidad levantó la cabeza para observar a quien pertenecía dicho apéndice corporal y se encontró con una imagen sorprendente: la de media melena de pelo liso y muy blanco que escapaba de debajo de un sombrero. Era un sombrero negro, bastante pasado de moda o mejor dicho, que debería haber estado pasado de moda sino fuese porque las tendencias de la Moda actual se empeñan en adoptar prendas antiguas y usarlas como complemento para las nuevas creaciones. El sombrero, tenía una cinta gruesa de color negro que se cerraba formando un simpático lacito y rodeaba la copa del mismo. Era uno de esos sombreros de hombre, al estilo de los gansters, y que debido a la incorregible moda de la que hablaba antes, ahora eran de exclusivo uso femenino..evidentemente o nadie se lo había explicado al señor sentado delante o es que no le importaba en absoluto la moda.
El hombre también llevaba una trenca de color crema que chocaba enormemente con el color oscuro del sombrero

La curiosidad la estaba matando y se moría por ver el rostro del señor de piel pálida y pelo blanco, pero sabía que le sería imposible porque la siguiente era su parada, y el individuo no parecía dispuesto a moverse para mostrar su cara. De repente, unos minutos antes de que ella se levantase para tocar el timbre, notó cierto movimiento en el asiento que ocupaba su presa y aguantó la respiración con la esperanza de que, la siguiente, fuese también la parada de su individuo. Lo era, y cuando el hombre se giró para avanzar hacía la puerta trasera, observó que además del sombrero también era poseedor de una abundante barba del mismo blanco inmaculado que su pelo, y que llevaba unas gafas de cristales enormes que agrandaban, como si de un personaje de comic se tratase, sus inteligentes ojos negros.

No se sintió defraudada en absoluto, ese rostro con esas gafas era justo el que uno esperaba encontrar en un hombre que desafiaba los convencionalismos impuestos a su edad, y llevaba el pelo largo como si de un hippie se tratase y un sombrero propio de un museo o de una modelo anoréxica de la pasarela Cibeles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha recordado a Dumbledore :)

Muy buena la descripción ;)

Espiguita dijo...

Asias wpa...tengo sueño y estoy al borde del suicidio...¡¡no tengo ganas de currar!!!!! :( (ni el café me levanta ahora...)