miércoles, julio 30, 2008

Almas gemelas

Como el mundo es tan, pero tan, pero tan grande, es fácil creer que hay personas con las que tienes una afinidad especial..., o muchos aspectos en común, vamos que pululan por ahí algunas almas gemelas (o clonesegúnparaqué) tuyas.

La pequeña Itzha y yo, tenemos la peculiar habilidad (cruz, mala suerte, tendencias autodestructivas...) de sufrir una variada gama de accidentes (cosas raras, extrañas, absurdas...), la mayoría propiciadas por nuestro original (inexistente) sentido de la orientación .

Viernes Noche - Coche Itzha; Lugar: Ventas (Madrid)

(Pequeña Itzha - Monologo): Aydios, a ver como lo hacemos ahora que no tengo ni idea de como coger la A6 desde aqui...
(La rubia y una yomisma): ¿?
(Pequeña Itzha - Monologo):...Mmmm ¡¡anda!! un cartel con flecha a la A6. Jop...¡¡en sentido contrario!!..., que mala suerte..., bueno esigual...pirulilla por aqui (espero que no haya ningún Guardia Civil)...ya ta chicas. ¡¡Ya vamos bien!!

A todo esto un motorista que nos empieza a seguir. Le vemos hacer gestos extraños, todo lo frenéticos que podía el hombre sin caerse de la moto.
(Pequeña Itzha): Jop, ¿que querrá este pesado??. Que si...que he hecho una pirulilla...¿y que??..a él que más le dará...ni que fuese un Guardia Civil. Como se pone por una pirulilla de nada...

Nos paramos en un semaforo y el motorista haciendo gestos a la ventanilla.

Tres rostros imperterritos que le miran desde fuera.
La pequeña Itzha que por fin baja la ventanilla un poco.

(Motorista): Eh...oye, que habéis perdido un tapacubos.
(Yomisma): Aydios.
(La rubia): Aydios.
(Itzha): Aja..ah, vale. Pos gracias.

La pequeña Itzha sin mover un músculo de la cara sube la ventanilla.
Sigue mirando el semaforo.
El semaforo se pone verde.
Itzha reanuda la marcha.

(Yomisma): ¿?
(La rubia): Eh...oye niña, no volvemos a por el tapacubos.
(Itzha): Si hombre, por una mierda de tapacubos voy a dar la vuelta. Ahora que vamos por el buen camino hacía la A6.

(La rubia y una yomisma): (Gota en la frente como los dibujos japoneses)

5 minutos después. Un cartel enooorme pasa por nuestras cabezas: Está usted en la A2.

(La rubia y una yomisma): (Gota en la frente como los dibujos japoneses)
(La pequeña Itzha): Vaya por dios. Bueno chicas igual tardamos un poco más de lo que yo pensaba en llegar a nuestro destino.

lunes, julio 28, 2008

Un músico en Nablus

No es lo mismo ser músico en Nablus que serlo en cualquier otra parte del mundo.
Aunque los músicos de todas partes tengan el mismo deseo siempre. Vivir música.
Aunque los músicos de todas partes lleven una doble vida: una ocupación para comer, y una pasión con la que vivir.

Me imagino a Apolo en Nablus, fingiendo que es un conductor de ambulancia.
Fingiendo que se juega la vida cada noche (porqué salir por la noche en Nablus está prohibido incluso para fingir que se es un conductor de ambulancia).

Me lo imagino escuchando música aunque lo que suenen sean disparos.

Ser músico y conductor de una ambulancia en Nablus es peligroso siempre, pero casi fue mortal durante la segunda intifada cuando importaba tanto lo que se era como lo que se fingia ser.
Es decir: nada.

Apolo es un nombre de dios, pero mi músico de Nablus solo es un humano.
Si hubiese sido un dios habría podido convertir en violines las armas de los soldados israelitas que le detuvieron, a él y a sus cuatro compañeros. Habría podido convertir en acordeones las esposas con las que los soldados les ataron las manos. Incluso en el peor de los casos, habría podido convertir en alas las vendas que les pusieron en los ojos..., y así volar, huir, escapar de la sala a la que les llevaron.
Si hubiese sido un dios no le habrían disparado en una mano, porqué ¿quien se atreve a disparar a un dios?.

...si hubiese sido un dios, esa noche, habría escuchado una estrambótica música (mezcla de acordeones con violines) en lugar de escuchar el horror de las balas que mataron a sus amigos.

Pero cada uno es lo que puede y Apolo es un músico en Nablus.
No es un dios de la mitológia griega.
No es un músico en Madrid.
No es un conductor de ambulancia en Paris.

Apolo perdió a sus amigos en una noche caótica y sin sentido, aunque él pudo despertar en una mezquita.
Y puede (debe) dar gracias porqué despertó.

Hoy sigue fingiendo que conduce una ambulancia en Nablus...,
...aunque la realidad es otra, lo cierto es que solo es un músico en Nablus.

sábado, julio 26, 2008

Dresden

Desde pequeña me encantan las series de ciencia ficción. Recuerdo haber visto tarde tras tarde, fascinada, los capítulos de Star Trek La nueva generación (me moría de risa con Data), Flash, el SeaQuest, Buffy Cazavampiros, así como un largo, largo, largo etc (mención aparte merece mi aficción a las diez temporadas de Stargate-Sg1, y por supuesto a todas sus secuelas, pelis de serie B incluídas).

Hace poco me he enganchado a una nueva serie, Dresden, que como no podía ser de otra manera desprende magia, monstruos, espíritus y demás por los cuatro costados.

Harry Dresden es un mago (no a lo Harry Potter aunque ahi ahi) que ayuda a una ingenua policia de Chicago a resolver complicados y extraños casos. Las tramas de cada capítulo están muy bien argumentadas probablemente porqué tanto la serie como el personaje están basados en las novela homónimas de Jim-Butcher: The Dresden Files.

Los amantes de las series de ciencia-ficción pueden sacarle un cierto parecido con el look repleto de lucecitas azules y amarillas típicas de los conjuros de las tres famosas hermanas de otra de las series típicas de magia actual: Embrujadas.

Si bien personalmente opino (y sobre todo teniendo en cuenta que Dresden solo tiene, espero que por ahora, una única temporada) que las aventuras de Prue, Phoebe, Piper y despues Paige empezaron a tener un tufillo a serie Drama-Queen (y con esto me refiero a demasiada silicona en las protagonistas, demasiada hormona por ahí suelta y sobre todo demasiados dramas amorosos) como a partir de la cuarta temporada, que por ahora Dresden (gracias a dios) consigue a esquivar.

El pasado de Harry Dresden contiene el suficiente toque de misterio (con connotaciones turbias) como para hacerle a él muy interesante, no se abusa de los tópicos sobrenaturales aunque haberlos hailos (pero eso si mezclados con algunos casos verdaderamente originales) y además se usan los efectos especiales justos como para no decepcionar a las mentes ávidas de magia y seres mitológicos, todo esto con el añadido de que el actor que interpreta a Harry tiene ese punto hormonal que tanto bien hace en la taquilla.

Esperemos que pronto haya una segunda temporada con la que seguir disfrutando y desconectando de la vida real.

miércoles, julio 23, 2008

Ligón de piscina

El viernes estaba agotada.
Fisicamente pero sobre todo mentalmente.
La semana pasada fue muy dura para mis nervios, primero Irán empeñado en bombardear Israel, luego una entrega en el curro (pero sobre todo la desesperación de tratar con Anastasia), y por último un curso de tres horas diarias después de una larga, larga, larga jornada laboral.
Creo que si me hubiesen soplado con suavidad cerca de la oreja habría saltado y me habría roto como la cuerda de un violín que se ha tensado demasiado.

Necesitaba soledad, sol, y descanso.
Así que aunque estaba que me caía de sueño llegué a casa y me bajé a la piscina.

No se me ocurre nada mejor, ¡¡pero nada!!, que tumbarme encima de mi toalla después de haberme dado un masaje por todo el cuerpo con la cremita solar, cerrar los ojos y simplemente dejar que sol me acaricie la piel.
Orgásmico. De verdad.

Como comprenderéis, cuando una está casi tocando el cielo, disfrutando de unamisma, de no tener que hablar con nadie (después de una semana de 18 horas diarias rodeada de gente insistente que exige atención constante), ver por el rabillo del ojo como se acerca el pesado de turno de piscina que se pone al lado para socializar (ligar), no le sienta a una demasiado bien.

Jop, es que le vi venir y eso que ¡¡no llevaba las gafas puestas!!!!

Primero echó un vistazo a la piscina, con tan mala suerte para una yomisma que las dos únicas chicas solas allí, habíamos coincidido y, casualmente, habíamos puesto cerca las toallas.

Claro el ligón de piscina vio el cielo abierto y trotó feliz hacía nosotras.

Lo reconozco, fue de muy mala educación (una completa grosería de la que mi mami se avergonzaría seguro), hacerme la sorda cuando me preguntó si conocía la piscina de LaLagunaVerde (o algo igual de rídiculo).
Aún así hay que reconocerle el mérito, porqué a pesar de que no moví un musculo ante su vozarrón (es que ni me quejé y eso que me tabapa el sol), el ligón de piscina ¡¡insistió otras dos veces más en su pregunta!!. (Atónita)

Gracias a dios, finalmente desistió, yo respiré aliviada, y él fue en busca de la otra muchacha.

Al principio me dió lastima la pobre mujer, pero oye, craso error el mio. Por lo visto no solo hay ligones de piscina, ¡¡también hay ligonas!!!

¿No me diréis que no es bonito el amor??. Para cuando me fui de allí (mucho más relajada y feliz, porcierto) él le daba a ella un sensual masaje con la crema solar..., ¿quien sabe? puede que hasta coman perdices y vivan felices para siempre.

Ya lo estoy viendo:
- Papi, papi...¿tu como conociste a mami??
- Pues hijo, me la ligué en la piscina un caluroso día de julio...

martes, julio 22, 2008

Traigo la camisa roja

Me emociona esta canción...

Santa Bárbara bendita,
tranlaralará, tranlará, tranlará. patrona de los mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Patrona de los mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

Traigo la cabeza rota,
tranlaralará, tranlará, tranlará. Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
que me la rompió un barreno.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
que me la rompió un barreno.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

Traigo la camisa roja
tranlaralará, tranlará, tranlará. Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

En el pozo María Luisa,
tranlaralará, tranlará, tranlará.
murieron cuatro mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
murieron cuatro mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

Mañana son los entierros,
tranlaralará, tranlará, tranlará,
de esos pobres compañeros,
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de esos pobres compañeros,
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

lunes, julio 21, 2008

Yo Cenicienta

He necesitado cambiar de tercio (cuento) para esta nueva entrega de La loca, loca Guerra de las Galaxias, y es que en el mundo de los Jedis no hay ningún personaje femenimo malo maloso del que tirar, así que...¡tachán! esta es mi visión partícular del famoso cuento infántil.

Erasé una vez una dulce jovencita (no admito ni una sola puntualización a esto...aviso!!), que trabajaba ella sola y feliz en una galaxia, muy, muy lejana, cuando de repente un buen día, su jefe (DarkVader) se presentó en casa y le dijo:
- Como no me gusta el fútbol y además soy antimadridista, te jodes que te toca trabajar con las malvadas hermanastras.

Y procedió a asignarle mil y un diseños...digo trabajos caseros supervisado por las malvadas hermanastras.
Las malvadas hermanastras eran dos, a saber Griseldo (buenovale, una es un chico) y Anastasia.

Griseldo era un poquino vago y procuraba que sus planificaciones de labores caseras (diseños) le llevasen el menor tiempo posible para dedicarse a otras cosas mucho más interesantes que el aburrido trabajo en la loca loca guerra de la galaxias [Modo pensamiento on]¿Tendra un blog???[Modo pensamiento off]

Lamentablemente Griseldo, además de vago era una hermanastra poco o nada astuta, y un buen día, en el que probablemente estaba aburrido, decidió tocarle las bowlings al hada madrina de cenicienta...y ya nunca más se supo de él.

Anastasia por su parte era la malvada hermanastra boba del cuento. En otras palabras, la pobre no daba para más. Como a falta de pan buenas son tortas, Anastasia procuraba tirar de imaginación a la hora de realizar sus labores caseras...y así nos iba a las pobres almas candidas que teníamos que sacar algo en claro de lo que ella hacía.

La cosa suele ir así.
Tu abres una labor casera planificada por Anastasia y empiezas a ver lineas de un lado para otro sin orden ni concierto, tonses es cuando te dan ganas de llorar, pero valientemente sorbes por la nariz, imprimes la labor casera y vas a hablar con ella.

(Anastasia con mirada mosqueo que ladra): ¿Que?
(Yomisma): Esto...verás, espero no molestarte ahora mucho (dice mi mami que se cazan mas moscas con miel que con vinagre) pero...es que no entiendo esto. ¿Quieres que primero friegue el suelo, luego vaya coger el agua al pozo y luego barra la cocina??? ¿En ese orden seguro?.
(Anastasia mirada asesina): A ver...¡ah! claro. Puede que te parezca que no tiene sentido fregar sin agua y luego barrer lo fregado, pero es que tu no tienes un visión global de lo que hay que hacer.
(Yomisma): ¿?¿?¿?¿
(Anastasia):...te lo explico [Modo lenguas arábicas on]En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...[Modo lenguas arábicas off] ¿Ya?
(Yomisma): Esto...eh...¿no??Yo lo único que quiero saber es ¿si el jabon que tengo que usar para fregar es Ajax Pino o Don Limpio? [Modo pensamiento on]Que ya haré las tareas en el orden que me salga de las trompas de falopio. He dicho.[Modo pensamiento off]
(Anastasia que echa un miarada a la linea que señalo): ¡Ah!...eso...pues hija que torpe eres no?..pobrecita, está clarísimo.¡¡Don Limpio!!...que es el que hace la prueba del algodón...
(Yomisma): Ah...¿?¿?¿?¿?¿?
(Anastasia suspiro de resignacion): Bueno vale, si ves que así no te enteras, ahora te hago el favor de anotarte el jabón que tienes que usar.
(Yomisma):...eh...¿gracias??

Minutos después...

(Yomisma): Yodaaaaaaaa, jop, mira!!! Anastasia es una inútil. Vale que os haga caiditas de ojos a todos pero me va a volver loca!!!!. Creo que la odio, la odio y la odio..., y no la pego porqué es cosa de hombres que sino...-_-

[Modo pensamiento on]Jop, vale que no debería ser una chivata...pero si tengo que esperar a que el principe azul venga y me salve de las hermanastras toy apañá...[Modo pensamiento off]

domingo, julio 20, 2008

Decálogo

Los diez mandamientos para cabrear a una persona.

1) Decir que vas a llamarla y no hacerlo.
2) Decir que vas a quedar con ella y no hacerlo.
3) Decir que vas a darle algo y no hacerlo.
4) Decir que no vas a mentirla y hacerlo.
5) Decir que vas a estar con ella y no hacerlo.
6) Decir que vas a ir a un sitio y no hacerlo.
7) Decir que vas a contestar sus preguntas y no hacerlo.
8) Decir que vas a arreglar algo y no hacerlo.
9) Decir que vas a encargarte de algo y no hacerlo.
10) Decir que vas a enseñarle algo y no hacerlo.

..y siempre Blablablablabla...

Estos diez mandamientos pueden resumirse en dos:
1) Si de verdad, de verdad, de verdad, quieres molestar a alguien, dile que vas a hacer algo, lo que sea (pero sobre todo algo que no te hayan pedido para que se ilusione con eso que de otra forma no se le habría ocurrido) y luego no lo hagas...
y 2)...¿quien necesita un segundo mandamiento??...con el primero vas más que sobrad@ :P

sábado, julio 19, 2008

De ratones

Dos videos que me ha pasado elpadre, unas risas y una encuesta:

   Dejando de lado que la versión en ingles es la original para el video...¿cual os gusta más???

En español



En ingles


Imagino que ya lo suponéis...pero una yomisma se queda con el producto nacional...¡¡follar es bueeeeeno!!!

Jijiji

jueves, julio 17, 2008

Cagate lorito

Un bebe, supuestamente en el vientre materno, y un voz en off que dice:

"Este niño va a nacer en el mejor lugar del mundo (oalgoasí). Este niño va a poder disfrutar del mejor transporte público del mundo. Este niño va a poder disfrutar de la mejor educación pública del mundo. Este niño va a ser atendido por la mejor sanidad pública del mundo."

[Modo pensamiento on]¡¡Coño!! ¿Donde será eso???...digo para mudarme yo también...[Modo pensamiento off]

"Este niño va a nacer en la Comunidad de Madrid.
Sin tu colaboración (económica se entiende) no sería posible."

[Modo pensamiento on]Jop, esta vez a la Espe se le ha ido del todo. ¿Como se puede tener tanto morro?[Modo pensamiento off]

miércoles, julio 16, 2008

El conejo

Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde. Llego tarde.


...[Modo pensamiento on]Ay dios, Ay dios...pero que ganitas de que llegue Agosto!![Modo pensamiento off]

martes, julio 15, 2008

El metro y yo II

Ayer en metrodemadridvuelaaaaa...

Destino: Moncloa
Linea: Laseis.

 Y otra vez una yomisma que raúda y veloz cual viento huracanado del desierto, echa el ojo a un asiento libre (por la ventanilla), y sin perder de vista el objetivo (mirada de aguila-miope) planta su hermoso trasero antes de que terminen casi de abrirse las puertas del mismo..., jop bueno vale, esto es una exageración (licencia poética de la autora usease mua), que ya se sabe que siempre hay que esperar tres días a que salgan los que están dentro para poder entrar.

El caso es que conseguí sentarme again, y me encontré con mi quizás embarazada (o no) de nuevo...; Definitivamente la mujer está embarazadísima, pero gracias a dios esta vez pudo sentarse (que había más sitio) y me ahorré la vergüenza de preguntar.

Vergüenza es lo que no tenía la parejita de enamorados que se me sentó al lado un par de paradas después. Y cuando digo al lado quiero decir cuasi encima mio. Él, todo un caballero, la acogió a ella amorosamente encima de sus rodillas.

Hasta aquí todo perfecto.

Lamentablemente, los asientos de metrodemadridvuelaaaa no son conocidos por su amplitud. Tonses cuando él, todo un caballero, decidió acogerla a ella encima de sus rodillas, también decidió que yo (poco o nada caballero) les acogiese a ambos dos en mi sitio.
-_-

Vale que en junio del año pasado necesitase ver que de verdad podía salir bien (el amor)..., pero es que dos paradas después, cuando los tortolitos decidieron demostrarnos (a mi y al resto del vagón..., magreo, magreo, magreo...) cuanto se querían, aquello, es decir, él todo un caballero, ella dulcemente acogida, y una yomisma que pasaba por alli, parecíamos más un caótico cuadro de Picaso (me sobraban brazos, piernas y manos por doquier) que el tierno beso de Gustav Klimt.

lunes, julio 14, 2008

Terror

No se que me pasa hoy que estoy asustada.
Tengo el nudo ese en el estomago típico de cuando te despiertas de una pesadilla..., solo que no me he despertado. Apenas he dormido. Llevo despierta desde las dos de la mañana. ¿Alguien cree en las premoniciones?? Yo no mucho. En mi caso el miedo suele ser consecuencia de algo más tangible y real. Muchas veces absurdo, pero siempre tangible.
Supongo que se porqué estoy tan asustada, pero no quiero escribirlo... porqué hacerlo, al igual que decirlo en voz alta, sería como darle pie para hacerlo real.

Como Bitelchus, al que había que nombrar tres veces en voz alta para poder convocarlo  (y luego sufrir).

Finjamos que no existen monstruos en los armarios.

jueves, julio 10, 2008

El metro y yo.

Ayer en metrodemadridvuelaaaaa...

Destino: P. Pio
Linea: Laseis.

Se abren las puertas del metro y una yomisma que rauda y veloz cual viento huracanado del desierto se cuela entre los resquicios abiertos por el resto de viajeros..., y planta su hermoso trasero en el asiento al que previamente había echado el ojo (desde el anden y a través de la ventanilla).
Esto que parece así escrito mu fácil. No lo es tanto.

...que Madrid es una selva.

Pasan los segundo, y una yomisma que se aburre y se pone a observar al resto de viajeros que no han tenido la suerte de poder sentarse (ays, que penaaaaaa que me dan!). Tonses, en medio de un bostezo la veo: metro setenta, pelo moreno, vaqueros y camiseta negra amplia.

[Modo pensamiento on] ¿Eso es una barriguita de embarazada???. Mmmmm yo creo que si. Jop, debería cederle el sitio [Modo pensamiento off]

Clavo mi mirada en sus ojos (que me esquivan) porqué eso de ponerme a gritar en medio del vagón me da mucho corte (jop), a ver si llamo su atención y le puedo ceder el sitio.
Ella se mueve y...

[Modo pensamiento on]Uys..., igual no está embarazada. Igual solo está...., bueno, que tiene un poco de barriga...Mmm, menos mal que me he dado cuenta, que si le digo algo vaya palo...[Modo pensamiento off]
[Modo mirada de aguilamiope on]
- Si que está embarazada.
- Nop, es la camiseta que engaña.
- Si que está embarazada.
- Nop...
- Sip..[Modo mirada de aguilamiope off]

En esto que la mujer (probablemente alertada por el modo mirada de aguilamiope on) se gira y me mira de frente.
(Yomisma sin pensar): Perdona, ¿te quieres sentar?.

[Modo pensamiento on]Por favor que esté embarazada, por favor que esté embarazada.. [Modo pensamiento off]
(Mujer ¿embarazada?): No, muchas gracias.

Sonrisa de alivio. No se ha molestado. Esta embarazada.

(Mujer ¿embarazada?): Digo yo, que tu estarás igual de cansada que yo, no?.

¿?¿?¿?¿?¿?¿?

A todo esto el metrodemadridvuelaaaa que se mueve lentamente y haciendo un ruido extraño. Algo asi como grrrrrcofcofcof.

(Altavoz de metrodemadridvuelaaaa): Atención señores viajeros. Este metro solo va hasta Metropolitano. Este metro se para en Metropolitano
(Viajeros): -_-
(Altavoz de metrodemadridvuelaaaa un poco agobiado): Atención señores viajeros. Este metro solo va.., vamos que está roto. Roto. Se para en Metropolitano. Vamos en la próxima parada.
(Viajeros): ^_^

(Señor mayor sentado a mi vera): Puff, este metro ya es del tercero que me bajo hoy.
(Yomisma, perpleja anta tamaña cantidad de mala suerte): ¿En serio? ¿Se le han roto tres metros hoy??
(Señor mayor que me mira desconcertado): Nonono, es el tercer metro del que me bajo. He tenido que hacer dos transbordos...y bueno, me he bajado de otro porqué iba una familia de rumanos..., y bueno (aqui baja la voz y me dice en tono confidencial) tu ya me entiendes.

(Yomisma mueta enlabañera): ¿?¿?¿?, ...perdone y uste que opina, ¿cree que la señora esa de la camisa negra estará embarazada????

miércoles, julio 09, 2008

La amenaza...climatizada

Una semana tragando cristales.
Una semana, y al final he tenido que tratar mis placas bacterianas con antibioticos...;
Y todo porqué, osada de mi, llevo ropa de verano en julio. Lo se, lo se, ¿que le vamos a hacer? Soy así de rara, me gusta vivir peligrosamente.

Tampoco os creáis que vengo a trabajar en bañador. Nonono, una cosa es el casual summer y otra perder por completo la decencia: falda vaquera a la altura de la rodilla y camiseta de verano.



(Jabba el hutt, anteriormente también conocido como Lengua de Serpiente): Osu, mi alma que caló hace, no?.
(Yomisma, helada con una chaqueta de punto encima): ¿?¿?¿¿?
(Jabba el hutt): Quillo, que estoy sudando y tó..
(Yomisma, entre dientes): Amos a ver, Jabba, es que salir de casa con manga larga y gruesa en pleno mes de Julio no se le ocurre ni al que asó la manteca...
(Jabba ofendido lanza su mejor carga de artilleria): Ya, es que a mi no me dejan venir a trabajar en tirantes como a ti, ¿sabes?.

-_-

Duelo de miradas al más puro estilo del oeste.
[Modo pensamiento on]¡¡¡Sal de mi mente imagen espantosa!!!![Modo pensamiento off]

(Yomisma, armandome de paciencia): ...hijo, es que igual tu con tirantes quedas un pelin raro...
[Modo pensamiento on]¡¡¡Pero sal!!!! Puaggg...[Modo pensamiento off]. Ahora, una camiseta normal y corriente de manga corta, digo yo que igual, por el cuidado del planeta, el consumo responsable de energia, y demás, ¡¡¡si podías ponerte!!!, no?.

[Modo pensamiento on]Capullo..., así te ahogues masticando uno a uno esos espagueti...-_-[Modo pensamiento off]

martes, julio 08, 2008

Judea y Samaría

No dejo de mirar el google reader. Concretamente la suscripción a El país que tengo en el mismo. ¿Si algo malo y/o grave pasa en cualquier parte del mundo sale en los periodicos, verdad?...aunque no va a pasar nada malo [Modo repetir esto como un mantra sienes y sienes de veces on]. Es como de lo más macabro lo se. Pero no puedo evitarlo, nunca había estado tan interesada en las noticias Judeo-Palestinas.

Lo bueno de interesarte (estar preocupada) por algo, es que aprendes cantidad de cosas nuevas sobre eso..., que probablemente nunca te sirvan de nada (porqué eso de que el conocimiento no ocupa lugar...en fin, llega una edad en la que t o d o ocupa lugar). Por ejemplo, Cisjordania se llama Cisjordania por su situación geográfica en el lado de aqui del río Jordan, ¿chulo eh?. Pos se más: para los israelitas la misma zona sigue siendo Judea y Samaría. Sisisisi, las Judea y Samaría de toda la vida, las mismas que salen en las parábolas del Nuevo Testamento (curioso..., Mmmmm, los actuales residentes de Samaría ¿estarán tan mal considerados como hace dos mil años en la Biblia? ¿o ahora peor?, ¿les importara haber pasado a la historia como un pueblo de rancios?..., jop, dudas, dudas..., las dudas se agolpan en mi pobre cerebro...).

¿Sorprendidos con tamaña cantidad de conocimientos?. Pos se más.


Por ejemplo, siempre les había echado la culpa del lio que hay montado en Oriente Medio a los americanos y a su penosa idea de regalar trozos de tierra (no de su tierra, sino de tierra en genérico) a otros pueblos. ¡Y que va!..., por lo visto los americanos solo son culpables de armar hasta los dientes a uno de los dos contendientes de una justa, y atar de manos y piernas al otro para que no pueda escaparse.

Los verdaderos culpables de todo este embrollos son....¡¡tachán!!! (redoble de tambores): ¡¡¡los ingleses!!!

^_^ ¿A que os lo podíais haber imaginado??. Practicamente todo lo que pasa en el mundo hoy en dia, es de alguna manera culpa de los ingleses (bueno y de Fraga jiji). Y claro, esto también.

Clase de historia.
Remontémonos al año 1917. La pérfida Albión, ansiosa de ampliar sus ya vastos dominios (colonias), comenzó la conquista del Medio Oriente. Cuando ya tenía colonizada toda Palestina...¿toda?, nop, porqué un pequeño reducto galo...bueno, vale, me he ido un poco de comic, pero el caso es que los ingleses, que siempre han sido unos jachondos para todo, le prometen al Jerife Hussein que si este les ayuda contra la dominación Otomana ellos le garantizarán la independecia de las tierras árabes.
 Al mismo tiempo que el emisario-trolero ingles de turno les cuenta esta milonga a los pobres árabes (que había que ver..., cualquiera habría pensado que ya habrían espabilado con todo el rollo de los Reyes Católicos y la conversión al catolicismo), otro emisario les cuenta una trola diferente a los representantes del movimiento sionista en pro de los judios repartidos por el mundo: vamos que Palestina toa paellos.

Y claro, ya lo decía Salomón: Si tenemos a un solo crío, y a dos madres histéricas, intransigentes y egoistas que se lo disputan todo para ellas...¿quien le corta la cabeza a Judea y Samaría?.

lunes, julio 07, 2008

Arañitas

Cualquiera que me conozca un poco sabe que no soy una amante de los animales..., de ningun animal..., aunque hay algunos que me dan más grima que otros..., y desde luego soy de la opinión de que una casa (chalet, piso, duplex...) no es lugar para un dulce y baboso animalito..., a no ser que esté muerto, en el frigorifico, perfectamente troceado (ya de la carniceria), y listo para ser cocinado.

En general se podría decir que soy una ferviente creyente de que los animales tienen derecho a tener su propio espacio, y bueno si ese espacio esta lo más lejos posible de mi...pues tanto mejor.

Como suele ser habitual todas las reglas tienen excepciones..., y este pensamiento mio como es natural, también: ¡¡Arañas!! (algún día os contaré la triste historia de la dulce y hermosa Ñita...descanseenpaz.).


Las arañas me hacen gracia. Probablemente porqué a todo el mundo le dan asquito. Y más probablemente porqué se alimentan del resto de bichitos desagradables que suele haber en una casa, a saber, mosquitos, hormigas y demás insectos asquerosos.

Además no tienes que cuidar de una araña. No necesita que le prestes atención, de hecho cuanto más la ignores más feliz ella (y de paso una yomisma). Supongo que por todos estos factores, las arañas no me desagradan tanto como el resto.

Lamentablemente mientras que resulta que soy inmune a la picadura de casi todos los bichos que existen en España, las picaduras de las arañas me hacen ronchones. Un ronchoncito de los que a los demás les salen cuando les pica un mosquito.Nada grave aunque sí sumamente molesto.

Tengo una nueva inquilina en mi habitación. Es una araña enooorme. Se la ve gorda y lustrosa, cosa que me congratula porqué significa que se está alimentando bien, y que por lo tanto mi cuarto está libre de insectos.
Aunque hace poco que vive conmigo (que yo sepa) ya he descubierto algunas de sus aficiones y preferencias.

A saber. El dulce animalito tiene un biorritmo nocturno. Le gusta salir a cazar de noche..., bueno a cazar y a hacer lo que buenamente hagan las arañas en su tiempo libre.

También pasea de noche.
Por mi cama. Conmigo durmieno.
¿Os preguntareis que como lo se, si yo soy una marmota que no se despierta así enciendan petardos debajo de mi ventana?.

...la muy jodia va dejando un reguero de pistas (picaduras) por todo mi cuerpo para que yo sepa que es feliz y pasea.
-_-
¡¡¡Como coja a ese bicho inmundo va directita (y con mucho cuidado eso si) al alfeizar de la ventana!!!!
¡¡A dormir a la ·"$·$ calle!!!...amosporfavor..., ¿que se habrá pensado??...habrasevisto...

sábado, julio 05, 2008

Seis horas

La Aurora, Aeropuerto de Guatemala.

La Aurora y seis horas por delante para volver a su vida. A una vida que ya tenía construída. A un camino marcado y perfectamente asfaltado. Como una autopista con multitud de señales, y luces. Visible y predecible hasta su destino final.
La Aurora y, probablemente, deseos reprimidos que pujan con todas sus fuerzas para salir. Un último esfuerzo. Ahora o nunca.
La Aurora y una atracción, física claro. Las atracciones siempre son físicas, aunque no sea un cuerpo las que las produzca realmente, aunque sea una personalidad, una mirada..., o una sonrisa arrebatadora.

Cuando me contaron la historia de Titania, llamemos Titania a la protagonista de esta entrada, pensé que así debería ser siempre. Rápido y claro. Sobre todo claro. El saber sin ningun género de duda que es lo que se quiere para el resto de la vida, suena a paraiso para una persona como yo, que duda hasta la saciedad incluso a la hora de elegir unos zapatos.
Titania volvía a casa con su Oberón. Solo que quien la esperaba en casa no era su Oberón. Al verdadero Oberón lo conoció en La Aurora, esperando durante seis horas la salida de un avión.

Solo seis horas y lo supo. Y eso que Oberón no era guapo. No quiero decir que no es que no fuese un Adonis, un hombre que sirviera como modelo para las portadas de las revistas. Nop, porqué al fin y al cabo ¿qué es un Adonis realmente?.
Cuando digo que no era guapo, me refiero a que su cuerpo mostraba las señales de llevar una vida dura.Complicada. Diferente. Me refiero a que mostraba taras y deformaciones en su cuerpo.

Seis horas no parece tiempo suficiente, ¿verdad?. Para volver a Madrid, explicarle al falso Oberón que había conocido al verdadero. Para finiquitar una vida ya marcada y volver a La Aurora. Para construir una nueva vida en la selva. Una nueva vida repleta de aventuras y dificultades.

¿Fue Oberón lo que convenció a Titania? ¿O fue la prueba física de lo que le traería una vida con él?.
Puede que a la mayoría de nosotros una vida en la selva, luchando por sobrevivir, luchando por comer, luchando por beber, no nos parezca nada atractiva.
Puede que a Titania si.
O puede que de verdad fuese amor.

...y solo seis horas.

jueves, julio 03, 2008

Enfermita

Pos eso, que toy enfermita, así que un post fácil y divertente ^_^

miércoles, julio 02, 2008

La casa

Madrid 19 de agosto de 2005
Para el primino favorito...por su paciencia mientras se gestó la historia...

LA CASA

La casa estaba situada en un lugar privilegiado justo en la calle principal, a medio camino entre la plaza del ayuntamiento y la iglesia, los dos pilares institucionales y sociales de la mayoría de los pueblos de España.
Ese verano, como todos los veranos, hacía calor en Extremadura. El sol abrasaba sin piedad las calles, y también a los pocos transeúntes que se aventuraban a salir de día entre las ocho y las ocho. Durante mucho tiempo nadie pareció percatarse de que la casa no tenía puerta. A primera vista la fachada no presentaba nada extraño. Estaba pintada de color blanco con una franja de color amarillo vainilla en la parte inferior. Tenía un balcón y una ventana en la planta superior y dos ventanas enrejadas en la planta baja. Pero en el hueco donde debiera haber habido una puerta no había nada, únicamente la solitaria placa de metal con el número de la casa, el veinte.
La puerta debía haber existido en algún momento entre la construcción de la casa y el actual, pero parecía que alguien la había tapado con ladrillos y luego lo había pintado todo del mismo color que el resto de la pared.
Casa, balcón, ventana e incluso un número al que enviar el correo pero ninguna puerta.



Raúl, como todos los años, estaba pasando las vacaciones de verano en casa de sus abuelos. Tenía diez años y era un chico de ciudad, de nueva generación como los teléfonos móviles, sabía manejar un ordenador mucho mejor que los cubiertos y adoraba los videojuegos. Sin embargo, también adoraba los largos días que pasaba en el pueblo, repletos de actividades tales como la pesca o el pastoreo de las ovejas de su abuelo. Pero sobre todo, disfrutaba de las aventuras que corría con los otros chicos de la zona y con su nueva mascota, un perro callejero que había adoptado hacía poco. Lo había llamado Fujür, pues durante el curso había leído “La historia interminable” y había envidiado a Atreyu que era amigo de un dragón blanco. Además, Raúl estaba convencido de que al igual que el Fujür original el suyo también daba suerte. Aunque su mascota no era blanca probablemente lo había sido, antes de que años de vagabundeo le estropeasen el pelaje dándole un aspecto desgastado y amarillento.

Un día al volver a casa, Fujür se detuvo y empezó a aullar delante de una ventana enrejada. Al principio Raúl no le presto mucha atención, el perro se distraía casi con cualquier cosa y él tenía prisa porque la abuela Julia se ponía de muy mal humor cuando llegaba tarde a cenar. Lo llamó para que le siguiese, pero el perro, que parecía decidido a ignorarle, siguió gruñendo furiosamente. Impaciente, se acercó y trató de engancharlo por la cuerda que tenía al cuello y que hacía las veces de collar, pero el animal se revolvió salvajemente hasta lograr soltarse y continuó ladrando como enloquecido. Perplejo, Raúl miró en la misma dirección preguntándose que tendría esa casa para poner de tan mal humor a Fujür.
A primera vista era una casa completamente normal. No debía hacer mucho que el dueño había pintado la fachada, aunque curiosamente y en contraste con esa pulcritud crecían multitud de hierbajos en las cañerías y en los bordillos de la ventana, e incluso en el suelo del balcón. De repente, se dio cuenta de que había algo raro y se olvidó de la regañina que le esperaba por llegar tarde a la cena. “¡La puerta!”, se dijo a sí mismo. “¡La casa no tenía puerta!. ¿Una casa sin puerta?”. Momentáneamente se sintió confundido hasta que se le ocurrió que quizás la entrada estuviese en la parte trasera, y de nuevo trató de convencer a Fujür para que le siguiese. Sin embargo, en ese momento el perro decidió salir corriendo calle abajo, hasta que se perdió por una callejuela lateral.
Raúl suspiró frustrado, y fue detrás de él. Al final de la calleja lo vio girar por una esquina, y cuando sin aliento por fin lo alcanzó el perro volvía a estar ladrando. Esta vez lo hacía delante de la puerta de una cochera de color verde con un gran candado y una cadena. Raúl supuso que dada la cantidad de matojos que asomaban por debajo de la misma, debía dar a un patio interior o tal vez a un pequeño huerto.
Fijándose con más detalle en la calle donde estaban, llegó a la conclusión de que el patio debía pertenecer a la casa sin puerta donde Fujür había estado ladrando minutos antes. Se acercó a su perro que seguía gruñendo y lo acarició lentamente intentando calmarlo.
Agachado a su lado, contempló la enorme puerta de metal. De repente, algo pareció cambiar en el ambiente. Era como si una sombra hubiese cubierto la calle pero no había ninguna nube en el cielo. Fujür también debió notarlo porque dejó de ladrar y estiró las orejas poniéndose alerta. Antes de que Raúl pudiese desprenderse de la sensación de que algo estaba mal, el perro se soltó de su abrazo y se puso a excavar como un loco delante de la cochera. Desconcertado Raúl lo dejó hacer, pero para cuando se dio cuenta de lo que el animal pretendía ya era demasiado tarde. Fujür se había escurrido entre la puerta y el pequeño agujero que había excavado. Boquiabierto, el niño se quedó mirando fijamente el lugar por el que su perro había desaparecido.
Pasados unos segundos, empezó a golpear el gran portón con la esperanza de que el dueño de la casa le oyese y saliera a abrirle, pero nadie contestó. A cada minuto que pasaba, la angustia y el miedo de no volver a ver nunca más a su perro, hicieron que el niño fuese golpeando la puerta cada vez con más fuerza. Pasó un buen rato hasta que Raúl consiguió calmarse lo suficiente como para darse cuenta, de que dada la dejadez que había visto en la fachada principal, los dueños de la casa no debían ir por allí muy a menudo. O aún peor, que la casa podía estar abandonada. Ante el terrible pensamiento de haber perdido para siempre a su mascota, el pobre niño se echó a llorar desconsoladamente.
Durante un buen rato estuvo parado sollozando sin decidirse a moverse de allí por si salía Fujür. Recordaba muy bien el día que había encontrado al perro. Lo cierto es que ese día Fujür le había salvado la vida.

Había sido casi a principios de verano y todo había sucedido muy rápido. Iba con los otros chicos por un camino en dirección al pantano, donde tenían pensado pasar la tarde cogiendo ranas, cuando llegaron a un punto de la carretera en el que tenían que cruzar para poder seguir adelante. Era un sitio muy peligroso, porque había una curva que impedía ver si se aproximaba algún coche. A todos los chicos de su pandilla, incluido él mismo, les habían prohibido ir allí a jugar. Como era de esperar, esa prohibición había convertido la caza furtiva de ranas en un plan mucho más interesante que el habitual partido de fútbol en el polideportivo del pueblo.
Justo en el momento en que Raúl se disponía a cruzar, oyó un ladrido detrás suyo y al volverse para ver quien había ladrado se había encontrado con Fujür. Casi a la vez, un hombre montado en bici había salido de la nada por la carretera. Antes de poder pensar la suerte que había tenido al distraerse con el perro y evitar ser arrollado, apareció repentinamente un Seat León negro a toda velocidad, que se llevó por delante al desprevenido ciclista. Fue todo tan rápido que el muchacho apenas tuvo tiempo de parpadear. Como se suponía que no debían estar allí, los otros chavales habían salido huyendo asustados, pero Raúl estaba tan muerto de miedo que se había quedado clavado en el borde de la carretera, mirando fijamente una de las ruedas de la bici que había salido despedida tras el choque…, hasta que notó una lengua rasposa que le lamía la pierna. Desde entonces, Fujür y él habían sido inseparables.

Desalentado, Raúl se dio cuenta de que había anochecido y se dispuso a volver a casa sin su querida mascota. No había dado ni dos pasos cuando se fijó en la enorme higuera, que crecía en la calle al lado del muro donde estaba el portón verde, y se le ocurrió una idea.
Tardó un buen rato en escalar por el tronco del árbol con la esperanza de encaramarse en lo alto del muro. Sin embargo cuando llegó arriba no fue capaz de ver a su peludo amigo. Silbó y llamó al perro, pero este no apareció por ningún lado. Frustrado y todavía lloroso optó por lo único que podía hacer en esa situación: ir en busca de su mascota.
Ni él mismo supo como fue capaz de bajar al otro lado del patio, pero después de muchos esfuerzos y unos cuantos magullones en las rodillas lo consiguió. Una vez dentro, se dio cuenta de que no tenía la menor idea de cómo iba a salir de allí cuando encontrase a Fujür, pero se negó a pensar en eso y volvió a silbar llamando a su perro.
El patio, únicamente iluminado por el débil resplandor de la luna, era como una pequeña selva en miniatura en la que crecían multitud de hierbajos. El ambiente aún era pesado tras las largas y abrasadoras horas de sol, pero poco a poco se iba abriendo paso ese sabor dulce tan propio de las noches de verano. Raúl sentía que había entrado en una de esas películas de terror que sus padres no le dejaban ver, pero que por supuesto había visto. Tratando de no dejarse llevar por la imaginación, empezó a andar lentamente en dirección a la tétrica casa que se alzaba unos metros más adelante.
Los ruidos de la noche cobraban intensidad a cada paso que daba, y pronto estuvo temblando de miedo. Un sonido extraño le hizo detenerse, y completamente inmóvil escuchó con atención sintiendo como el corazón le latía con fuerza. Solo era una cigarra. Aliviado siguió su camino hasta que por fin estuvo frente a la entrada de la casa. Al igual que en la fachada principal, las cuatro ventanas que había en la parte trasera de la misma, dos en la planta baja y dos en la planta superior, también tenían barrotes e incluso una telilla metálica soldada a los mismos. La puerta tenía un candado que parecía tan infranqueable como el que había visto en el portón verde de la calle. ¿Esas medidas de seguridad eran para evitar que alguien entrase o que alguien saliese de la casa?.
De repente, un gemido lo dejó clavado donde estaba. Todas y cada una de las historias que había leído sobre monstruos sedientos de sangre humana se le pasaron en un santiamén por la cabeza, y solo al darse cuenta de que era Fujür quien gemía, fue capaz de salir de su parálisis. Los lamentos del perro venían de dentro de la casa, Raúl se preguntó como habría podido entrar y lo llamó para que saliese. Después de un rato se le hizo evidente que Fujür no tenía la más mínima intención de obedecerle, y cada más vez enfadado y asustado se puso a buscar el lugar por donde habría accedido el perro al interior.
Por fin en una de las esquinas y a ras de suelo, descubrió un ventanuco. Debía de dar a un sótano, y era tan pequeño que en él no cabría una persona adulta, de hecho a duras penas cabría un niño. Tenía el cristal roto y había trozos de vidrio en el suelo. Fujür debía haber entrado por ahí aunque no parecía posible que hubiese sido él quien lo hubiese roto.
Con cuidado se asomó por la pequeña ventana pero estaba todo muy oscuro y no consiguió ver nada. La profunda negrura del agujero combinada con el denso silencio de la noche, parecieron aumentar el rítmico golpeteo de su corazón, que retumbó en sus oídos casi tanto como los truenos de una violenta tormenta de verano. Con un susurro tembloroso volvió a llamar a su perro y una vez más no obtuvo respuesta.
Cada vez más inquieto se removió un poco y sin proponérselo, dejó entrar un pequeño rayo de luna que combatió la negrura del interior de la casa. Ya fuese porque la luna era llena, o porque llevaba tanto tiempo mirando sin ver nada que su vista se había acostumbrado a la oscuridad, que le pareció distinguir un pequeño relámpago blanco. La sangre se le heló en las venas cuando al relámpago le siguió un suave jadeo. Esto era demasiado para un simple niño, que además llevaba varias semanas sufriendo horribles y sangrientas pesadillas sobre atropellamientos. Antes de ser capaz de mover un solo músculo y salir huyendo muerto de miedo, oyó el alegre ladrido de Fujür.
Mientras su corazón recuperaba un ritmo normal de funcionamiento, se dio cuenta que el relámpago en movimiento que había visto, no era otra cosa que el rabo inquieto de su perro. Con un suspiro de alivio, se concentró en convencer a su mascota para que saliese por donde había entrado, pero a pesar que le prometió todo tipo de deliciosos bocados, no hubo manera de hacer que el perro entrase en razón. Durante largo rato ambos se miraron fijamente, como entablando un silencioso duelo de voluntades al más puro estilo de un spaghetti western. Por fin aburrido, Fujür lanzó un último ladrido y se dio la vuelta dejando que la oscuridad lo engullese. Con un gemido de frustración, el niño asumió lo inevitable: tendría que entrar a buscar al maldito chucho.
A estas alturas ya distinguía bastante bien los contornos del pequeño sótano al que estaba asomado y le pareció ver una gran superficie plana, probablemente una mesa, justo debajo de la ventana. Como el ventanuco estaba bastante alto del lado de dentro de la casa, fue una suerte que dicha superficie estuviese ahí y pudiese utilizarla como apoyo para descender.
Antes de meterse por el pequeño hueco, usó un palo para quitar del marco de la ventana los restos de cristales que quedaban, y por fin se aventuró dentro. Era un agujero muy estrecho y durante unos angustiosos minutos temió quedarse atrapado allí para siempre. El pánico le hizo moverse frenéticamente, reptando como una culebra hasta que consiguió salir para quedarse colgado del lado de dentro de la ventana. Estuvo allí quieto, intentando sin éxito tocar la mesa con los pies y sin saber como de lejos de ella estaba. Poco a poco fue sintiendo que se le agotaban las fuerzas de los brazos, y cuando ya no aguantaba más se soltó con una punzada de pánico.
Afortunadamente, no estaba a más de un palmo de la mesa y aterrizó con suavidad sobre ella. Ya en el suelo jadeando debido al esfuerzo, se dio cuenta de que estaba sangrando. Se había hecho varios cortes en brazos y piernas, probablemente con alguno de los bordes irregulares que no había sido capaz de limpiar en la ventana rota. Haciendo caso omiso a las heridas se aventuró por la puerta por la que había desaparecido Fujür.
En el interior de la casa olía muy raro, mitad a moho, mitad como a algo que se estuviese pudriendo. Raúl ahogó una arcada y se puso la mano en la nariz haciendo inspiraciones cortas para tratar de oler lo menos posible. A tientas subió las escaleras que había tras la puerta, atento a cualquier posible sonido. No creía que hubiese nadie en la casa pero había algo raro en ese sitio, algo que le ponía los pelos de punta.
Con un susurro llamó a su perro pero parecía que hubiese desaparecido de la faz de la tierra. Durante medio minuto estuvo considerando la posibilidad de volverse y dejar allí a Fujür, pero entonces recordó al hombre de la bicicleta. Había sido el tema favorito de conversación de la gente del pueblo durante las últimas semanas. El desafortunado ciclista estaba en coma en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Probablemente él habría ocupado la cama contigua a la de ese pobre hombre, o lo que es peor, un pequeño nicho en el cementerio del pueblo si no hubiese sido por el perro. No podía dejarlo allí abandonado. Además necesitaba encontrar algo que poner encima de la mesa para poder alcanzar el ventanuco del sótano y salir de allí. Ya pensaría luego como escalar el muro del patio sin una higuera como la que había usado para entrar. Respiró profundamente para darse valor, y terminó de subir los últimos escalones.
Allí arriba estaba si cabe más oscuro que en el sótano. Necesitaba encontrar un interruptor para ver algo. Fue tanteando la pared en busca de alguna llave para la luz y se dio cuenta de que estaba en una especie de descansillo. Tenía una puerta a su izquierda y otra a su derecha, y lo que parecía un largo pasillo que se extendía enfrente suyo. Al lado de una de las puertas encontró un interruptor, pero no funcionaba. Probó con el que había al lado de la otra puerta y no tuvo mejor suerte. Fastidiado, comprendió que lo más posible era que los dueños de la casa hubiesen cortado la electricidad. Seguramente habría una caja de fusibles o algo parecido en el sótano del que venía, pero además de que no tenía la menor idea de qué hacer con ella no quería volver a bajar allí si no era para abandonar ese tétrico sitio.
Lo que daría por tener una buena linterna o… ¡un mechero!. Animado se preguntó como podía haber sido tan estúpido y olvidar el que llevaba para prender la mecha de los petardos. Lo sacó del bolsillo de sus bermudas y lo encendió. La pequeña llama iluminó el descansillo deslumbrándole. Durante medio segundo parpadeó para acostumbrarse a la luz, y por fin miró a su alrededor.
No se había equivocado, las puertas que tenía a derecha e izquierda daban a sendas habitaciones, aunque la luz del mechero no daba para ver lo que había en ellas. Sin embargo, antes de tener que apagarlo para evitar quemarse los dedos vio un aparador de madera en el pasillo. Sobre este había lo que parecía el pequeño pomo dorado de alguna puerta, con una gastada vela dentro. Encantado por su buena estrella Raúl se dirigió hacía allí con las manos extendidas para no chocarse con nada. No había hecho nada más que encender la vela cuando oyó algo que hizo que estuviese apunto de dejarla caer. Sin apenas poder creérselo, se dio cuenta de que estaba oyendo lo que parecía el débil llanto de un niño. Era un sonido desgarrador, parecía que el pequeño lloraba sin la esperanza de que alguien acudiese a atender su llamada. Paralizado, escuchó otra vez con mucha atención. El sonido venía apagado y como de muy lejos, pero estaba seguro de que provenía de dentro de la casa y no de la calle. De pronto los lloros cesaron, y todo volvió a sumirse en el más espantoso de los silencios.
Aterrorizado, Raúl permaneció donde estaba durante mucho tiempo sin ser capaz de hacer que sus pies le obedeciesen y salieran corriendo. Por fin pasado un rato, pudo moverse, y haciendo acopio de todo el valor que fue capaz de reunir se prometió encontrar a Fujür, y salir de allí lo más rápido posible.
Se dirigió a una de las habitaciones rezando para que el perro estuviese allí, porque a pesar de su promesa, no se veía capaz de subir las escaleras que adivinaba al final del pasillo y de las que parecía provenir el llanto del niño. Notando el corazón a punto de salírsele por la boca y en un intento por distraerse del miedo que sentía, empezó a fijarse en lo que le rodeaba.
La habitación en la que se encontraba estaba profusamente amueblada. Un antiguo sofá, dos cómodos sillones, una bonita mesa de madera, varias sillas antiguas que hacían juego con el tapizado de los sillones..., todo parecía cubierto por una gruesa capa de polvo y olía a rancio, como si hiciese mucho tiempo que allí no entrara el aire fresco. En realidad el desagradable olor que había notado al entrar en el sótano no había desaparecido, sino que más bien parecía que le rodeaba y se intensificaba según avanzaba. Buscando alguna ventana, Raúl examinó las paredes que estaban empapeladas con un amarillento estampado de flores verdes y azules, y entonces se dio cuenta del motivo por el que no se ventilaba esa sala. Alguien había tapado con un muro de ladrillos la pared en la que suponía debía haber habido una ventana. Se acercó y examinó el suelo, las baldosas se perdían por debajo del grueso muro. Por algún motivo, el descubrimiento le hizo pensar que iba a quedarse atrapado en ese tétrico lugar para siempre, y una sensación creciente de asfixia estuvo a punto de provocarle otro ataque de pánico. Cerró los ojos y se obligó a recordar que podría salir por el ventanuco del sótano cuando quisiera. Poco a poco pudo volver a respirar con cierta normalidad.
En el lateral de la habitación descubrió una puerta y cada vez más temeroso se acercó a ella. Al traspasarla, se encontró en lo que en otro tiempo debió haber sido el recibidor de la casa. Allí se podía ver el lugar donde habría estado la puerta principal, aunque ahora solo había un grueso muro de ladrillos, que al igual que en la habitación de al lado cubría por completo la pared. El hecho de que aún estuviesen el antiguo perchero en el que las visitas debían de haber colgado sus abrigos, y el paragüero todavía con algunos paraguas viejos, producía una extraña sensación, una ilusión irreal, como si en algunos sitios de la casa el tiempo se hubiese detenido y en otros hubiese avanzado demasiado deprisa, deteriorándola más rápidamente para compensar. Si Raúl cerraba los ojos, casi podía ver a una mujer acicalándose frente al espejo de la pared momentos antes de salir a la calle. Un escalofrió le recorrió la espalda y frenético se dirigió al punto en el que el recibidor desembocaba en el pasillo del que venía.
Retrocedió varios pasos hasta volver a la puerta de la habitación que acababa de explorar, y esta vez entró en la que había enfrente. Intuía que tampoco en ella encontraría a Fujür, pero había olvidado su miedo dándolo de lado por la imperiosa necesidad de saber.
Se trataba de la cocina. Curiosamente, y a pesar de que estaba tan sucia como el resto de la casa, parecía contar con los artefactos más modernos del mercado, como una placa vitrocerámica, un microondas y una nevera enorme. Raúl lo miró todo con detenimiento, molesto por la sensación de que había algo que no encajaba.
Como ya se había imaginado, la cocina daba al enorme patio por el que había entrado, y su ventana era una de las enrejadas que había visto desde fuera. No tenía cristales sino una especie de plástico duro y transparente. Estaba mirando a través de ella con el ceño fruncido, cuando de repente se dio cuenta de qué era lo que estaba mal. Se quedó muy quieto, asustado, como aquellas noches en las que se había despertado después de haber sufrido su pesadilla habitual de los atropellamientos y no se atrevía a moverse ni siquiera para ir al cuarto de baño. Desde que había entrado en la cocina había estado oyendo algo a lo que estaba acostumbrado, un ruido inofensivo y muy común pero que sin embargo no debería estar sonando en esa cocina abandonada y sin electricidad: el ligero zumbido de la nevera.
Como si se tratase de uno de sus sueños, lentamente levantó la vista hacía el techo de la habitación, donde debería estar la lámpara que él sabía no funcionaba. El alivio que debería haber sentido al ver el casquillo vacío de la bombilla no llegó. Salió de la habitación y observó estupefacto que la bombilla del pasillo también faltaba. Lo mismo que la de la habitación con la pared tapiada. Preocupado volvió a la cocina para terminar de explorarla. El hecho de haber encontrado una explicación lógica al funcionamiento de la nevera a pesar de la aparente falta de luz no lo tranquilizó en lo más mínimo. ¿Porqué se habían molestado en quitar las bombillas pero habían dejado enchufada la nevera?. La casa estaba a todas luces abandonada, pero no lo estaba.
Con expresión pensativa, se acercó a la nevera y la abrió lentamente. No contenía gran cosa, un bote medio vació de mayonesa, medio limón seco y poco más. Una inspección más detallada de la extraña cocina, le llevo a descubrir que en los cajones había todo tipo de cubiertos. Excepto cuchillos. De hecho no había nada para cortar, ni tan siquiera unas míseras tijeras, inquieto palpó la diminuta navajita que tenía en el bolsillo de los pantalones. Una pequeña puerta en un lateral de la habitación daba a una despensa en la que apenas quedaban algunas latas de conservas.
Raúl echó una mirada furtiva por encima de su hombro, no conseguía desprenderse de la sensación de no estar solo en la vieja casa. Intrigado y recordando súbitamente que estaba buscando a Fujür, salió receloso de la cocina y volvió al pasillo, que ya se había convertido en la brújula que le guiaba en su vagar por la casa.
El pasillo era un tanto sombrío, con una larga y gastada alfombra que amortiguaba el sonido de sus pasos. En las paredes había colgados todo tipo de cuadros, algunos muy pequeños, otros relativamente grandes. En ellos había paisajes y también retratos. Delante de estos últimos Raúl procuraba no detenerse mucho, pues desde pequeño le habían asustado ese tipo de cuadros que parecían vigilar y juzgar a quien los miraba.
Por fin pasado el recibidor, alcanzó la tercera puerta y se preparó para lo que la nueva habitación pudiese depararle. Al igual que en la primera y que en el recibidor, había sido levantado un muro que tapaba la ventana. El empapelado de la pared aquí era diferente, y mostraba un intrincado dibujo de rombos que se repetía en forma de greca en tonos marrones y dorados. Algo en ese cuarto transmitía desesperación, como si alguien hubiese pasado momentos muy desgraciados allí.
La habitación sin duda había sido un comedor, pues en el centro y completamente cubierta de polvo había una larga mesa de madera con un amarillento mantel, y dos recargados candelabros con velas gastadas recorridas por largas gotas de cera, que se asemejaban a grandes lagrimas. En torno a ella solamente había dos sillas, como si todas las demás hubiesen sido retiradas a propósito.
En las paredes de la habitación destacaba un único y enorme marco con un cuadro muy oscuro, pintado en tonos marrones y amarillos. Representaba lo que parecía una escena del Apocalipsis, con pequeños demonios alados que portaban espadas. La imagen de uno de ellos degollando a un hombre agonizante se le quedó a Raúl grabada a fuego en la cabeza y a toda prisa abandonó la escalofriante estancia.
Casi temía averiguar lo que le esperaba tras la siguiente puerta, pero parecía que algo morboso le impulsaba a seguir adelante y no era solo el deseo de encontrar a su perro. De alguna manera, sabía que Fujür estaba en la planta de arriba, y aunque no había nada que le asustase más que tener que subir esas escaleras, también sentía una necesidad casi malsana por averiguar los secretos que encerraba la casa.
Esta última puerta estaba cerrada, con mucho cuidado cogió el pomo y lo giró lentamente. Una bocanada del desagradable olor al que casi se había acostumbrado le provocó una arcada que logró controlar a duras penas. Tapándose la nariz con el faldón de la camiseta, abrió completamente la puerta y se encontró en lo que parecía una biblioteca. Las paredes estaban cubiertas de estanterías, algunas muy viejas y otras más nuevas. Todas estaban llenas de libros. En realidad había libros por todas partes, incluso algunos amontonados con amoroso cuidado en el suelo o en el repecho de una pequeña chimenea. Al fondo de la habitación, justo al lado de la ventana que también daba al jardín de la parte trasera, había un cómodo sillón y junto a él una pequeña mesita completamente cubierta de velas. En el suelo, muy cerca del sillón había un calefactor eléctrico. Fascinado, Raúl se acercó a las estanterías y las recorrió lentamente con la mirada.
Pensando en ventilar el ambiente fue a intentar abrir la ventana. Al igual que la de la cocina tampoco tenía un cristal sino esa especie de plástico duro. Se acercó al sillón para rodearlo y esta vez ya no pudo contener las arcadas. Empezó a vomitar con violentos estremecimientos de asco a la vez que intentaba abandonar esa estancia lo más rápido que sus piernas le permitían. Entre el sillón y la pared de la ventana, estaba clavado a la alfombra con el atizador de la chimenea el putrefacto cadáver de una rata.
En algún punto de la casa un antiguo reloj de péndulo tocó los cuartos mientras Raúl continuaba vomitando en el pasillo. Cuando por fin cesaron los espasmos y fue capaz de respirar normalmente, el niño se movió para volver al sótano. Se iría con o sin Fujür.
Entonces lo oyó de nuevo. No había ningún sonido tan desgarrador en el mundo como el débil llanto de bebe que venía de las escaleras. Durante unos minutos Raúl se las quedo mirando indeciso, sin poder olvidar el cadáver y el olor de la rata muerta, pero conmocionado por la posibilidad de que realmente hubiese un niño llorando y abandonado en la planta de arriba. Los minutos pasaron y le pareció oír moverse a Fujür. Sin poder creérselo se vio a si mismo subiendo lentamente los empinados escalones.
En la planta de arriba, al igual que en la de abajo, había un largo pasillo en el que desembocaban varias habitaciones. Aproximadamente en la mitad del mismo, los rayos de la luna se colaban a través de un tragaluz, dibujando pequeños cuadraditos en el suelo. En el centro de este, se balanceaba una cuerda muy larga que formaba gruesas ondas en el suelo, como si de un charco de esparto se tratase.
Como atraído por un imán, Raúl se acercó a investigar. El extremo superior de la cuerda estaba atado al portón del tragaluz, que se abría empujando hacía fuera. Debido a la rejilla que había soldada justo debajo y que impedía sacar la mano por el hueco, la única forma de cerrarlo era tirando de la cuerda.
Todavía estaba cavilando sobre lo blindada que parecía la casa, llena de cerrojos, barrotes y demás, cuando volvió a oír el gimoteo de bebe que le había inducido a subir las escaleras. Ahora se oía con mucha más claridad y parecía provenir de la última puerta que había al fondo del pasillo.
La puerta estaba entreabierta y de ella no salía ninguna luz. Con el corazón en un puño y los ojos muy abiertos, Raúl se acercó lentamente olvidado ya su interés por el resto de las habitaciones. No se oía nada, excepto el débil eco de sus pisadas y el lastimero lloro del bebe. Cuando por fin estuvo delante de la puerta la empujó con firmeza, preparado para salir huyendo ante la menor señal de peligro. Sin embargo ni en sus peores pesadillas hubiese imaginado lo que había dentro.
En medio de la habitación, y acurrucada en una gran cama con las sabanas cubiertas por lo que parecía mucha sangre, estaba una mujer.
Bajo la suave luz de la vela que Raúl aún portaba en la mano, los rasgos de su cara se veían tan pálidos que el niño pensó que estaba muerta. De pronto, como si de algún modo hubiese presentido su presencia, la mujer abrió los ojos de golpe y le miró con la cara desencajada por el terror. Su cuerpo se encogió mientras sus manos se movían débilmente, tratando de proteger a la delicada criatura que tenía sobre su pecho.
Se trataba de un bebe diminuto. Raúl nunca había visto un niño tan pequeño. Estaba muy sucio, cubierto de sangre y de algo viscoso. Aunque no sabía nada sobre bebes, supo que no podía hacer mucho tiempo que había nacido.
Durante un minuto el niño apenas si fue capaz de moverse. Con el rabillo del ojo captó un ligero movimiento, y se encontró con la mirada triste de Fujür que parecía montar guardia a los pies de la cama.
Aquello era demasiado surrealista para ser verdad, y Raúl parpadeó perplejo. Su primer impulso fue acercarse a la cama pero no sabía que decir y la mujer parecía necesitar la ayuda de un médico inmediatamente. Tenía que decírselo a alguien mayor. La imagen de la abuela Julia se le pasó por la cabeza.
Antes de abandonar el dormitorio echó un último vistazo a su perro y por fin se dio la vuelta y salió. No había recorrido ni la mitad del pasillo, cuando se dio cuenta de que no podría salir de la casa sin una silla o algo que apoyar en la mesa del sótano.
En una de las habitaciones de la planta superior que parecía un trastero, encontró una especie de taburete portátil. Una de esas sillitas que se llevan al campo y que son solo un par de patas metálicas cruzadas con un trozo de tela entre ellas para sentarse. Raúl pensó que serviría perfectamente para sus propósitos.
Al mirar hacía atrás antes de bajar las escaleras volvió a ver la cuerda del tragaluz, y se le ocurrió una idea. Iba a necesitarla para escalar el muro de la entrada. Con un brillo decidido en su mirada, puso la silla debajo del tragaluz y se subió en ella. Usando la navajita que llevaba en el bolsillo, cortó la cuerda lo más alto que pudo y se la enrolló alrededor de la cintura. Volvió a cargar con la silla y se dispuso a desandar el camino hasta el sótano del casa.
Una vez allí, ató un extremo de la cuerda a una de las patas de la silla y el otro alrededor de su muñeca, y usó la silla para llegar hasta la pequeña ventana. Con mucho esfuerzo, muchos resoplidos y abriéndose nuevos cortes en brazos y piernas, fue capaz de salir al patio de nuevo. Una vez arriba tiró de la cuerda hasta izar la silla y volvió a cargar con ella. Afortunadamente cabía por el hueco del ventanuco.
En el selvático jardín todo seguía igual de silencioso. La cigarra que le había asustado al llegar, continuaba su cantó impertérrita ante lo que Raúl había descubierto en el interior de la propiedad. El niño seguía viendo la expresión aterrorizada de la mujer, y no podía dejar de preguntarse quien era ella y qué hacía allí arriba sola, a todas luces encerrada en esa casa, y con un recién nacido entre los brazos. Sacudió la cabeza y se concentró en lo que tenía que hacer para salir de esa especie de pesadilla.
Rápidamente, sintiendo que se le agotaba el tiempo, cruzó el pequeño huerto. Cuando llegó al gran portón miró con expresión dubitativa las amplias ramas de la higuera que había usado para entrar. No estaba muy seguro de que la idea que había tenido funcionase, pero no se le ocurría nada mejor.
Sin muchas esperanzas, lanzó la silla que aún tenía la cuerda atada a una de sus patas, tratando alcanzar con ella una de las ramas del árbol. Por desgracia no la había tirado con suficiente fuerza, y la silla cayó con gran estrépito en el suelo. Probó una y otra vez hasta que notó que se quedaba sin fuerzas en los brazos. Jadeando y casi sin aliento, miró con desesperación las ramas que cada vez parecían estar más lejos de su alcance.
Frustrado, lanzó la silla una última vez, y casi sin poder creerlo observó como superaba la rama más gruesa, y caía otra vez dentro del patio. Chilló con alegría y procedió a atar con un nudo corredizo el extremo de la cuerda de su muñeca al de la silla. Lentamente fue tirando de este, hasta que la silla estuvo firmemente atada alrededor de la rama. Necesitaba que la cuerda aguantase su peso, porque si se caía lo más seguro es que se rompiese algo.
Apoyando los pies en el muro, escaló este agarrándose a la cuerda hasta que logró llegar a lo más alto. Al igual que había hecho para subir, utilizó el tronco de la higuera para bajar y pronto estuvo al otro lado, en la calle.
Sin perder ni un segundo salió corriendo hacía casa de su abuela.




Epílogo


“Mujer sordomuda y su bebe encontrados secuestrados en una vieja casa.
El país entero ha quedado conmocionado al enterarse de un nuevo caso de malos tratos. Ayer noche, un niño de diez años encontró en una vieja casa, a una mujer que acababa de dar a luz a un bebe, y que llevaba dos años allí encerrada por su marido. Al parecer la mujer, natural de un pueblo de Toledo, estaba a punto de abandonar a su cónyuge debido a las palizas que este solía propinarle, cuando fue secuestrada y encerrada por él en una vieja casa de una localidad extremeña.
La familia de la victima, convencida de que el marido había tenido algo que ver con la desaparición de Rosa (así se llama la víctima) había puesto varias denuncias en comisaría, pero debido a la falta de pruebas y de pistas el caso hacía un año que había sido abandonado.
Durante el cautiverio, Rosa vivió un infierno de malos tratos y violaciones que terminó cuando el marido fue atropellado mientras paseaba en bicicleta por uno de los caminos rurales de los alrededores.
Como nadie sabía de su existencia, y debido a las medidas de seguridad instaladas en la casa para evitar una posible fuga, Rosa malvivió de la poca comida que aún le quedaba tras la última visita de su captor y estuvo a punto de morir desangrada en el parto.
Ahora, tanto la niña como la madre evolucionan favorablemente en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, donde curiosamente también se encuentra ingresado el marido, en coma profundo desde el accidente.”

Agosto de 2005. El liberal (Sucesos)

martes, julio 01, 2008

Planeta Finito - Dublin

[Modo pensamiento on] No se porqué las malas lenguas dicen que soy un poquino pesada..., la verdad. En todo caso yo diría que soy persistente. ^_^[Modo pensamiento off]

El sábado estuvimos viendo Planeta Finito - Peru (por cierto de las cosas que más me gustán del mundo: las sobremesas de cine en familia ^_^) y claro dije:

(Yomisma con el tono pacamelar al padre): Jop, papi...ya que soy tu hija favorita (la rubia no comparte esta afirmación, pero bueno todos sabemos que es así..), ya que soy tu hija favorita podías conseguirme Planeta Finito - Dublin (pa ir mirando...:P)
(El papi, expresión resignada): Ayquecruz dios mio.
(Yomisma entusiasmada): Y luego lo vemos los dos, fale?
(El papi): A mi eso no me gusta.
(Yomisma): Aja

 Al dia siguiente
(El papi): Que ya está eso, te lo grabas y lo ves en tu ordenador.
(Yomisma que frunzo el entrecejo y uso el tono pacamelar al padre): Jop, papi...pero es que yo prefiero verlo ahi contigo..
(El papi): A mi eso no me gusta.
(Yomisma): Jop, bueno yo lo voy grabando en un cd y ya hablamos lo de que no te gusta luego, fale??
(El papi ojos en blanco): Tu grábalo que ya te he dicho que yo no quiero verlo.
(Yomisma): Aja.

Un rato después..
(Yomisma): Pues podías conseguirme también Planeta Finito - Turquia.
(El papi horrorizado): ¿Pero todavia estas con eso?? ¡¡Ya habíamos quedado que donde los moros no te vas!!! (el hombre es muy tradicional, de la generación de Santigo y cierra España...que le vamos a hacer..).
(Yomisma): Bueno no te ofusques..., eso ya lo hablamos otro día..., ¿tonses después de comer vemos el de Dublin?.
(El papi): No.

Un rato después:
(Yomisma apelando a la lógica): Pero si el de Peru te ha gustado, ¿pq que no quieres ver este otro?.
(El papi): No.

Mas tarde en la hora de la comida, la familia hablando sobre cosas varias..
(Yomisma que interrumpo): Jop papi, de verdad -_-..., luego dices que no queremos hacer cosas contigo...
(La madre y la rubita que me miran con expresión de interrogación)
(El papi que sufre un ataque de risa..., cuando se rie se que le tengo medio ganado ^_^): Pero que morro tienes..., pon lo que te de la gana anda.

 Y nada eso, que digo yo...que el que no llora no mama, o no?