martes, junio 14, 2011

Alarma en la Oficina

Después de algo más de año y medio (y de un laaargo periplo por diferentes clientes), mis jefes me han devuelto (por fin) a la oficina de la empresa.

Para mi desgracia, mientras yo bregaba con los soldados clon en currowars, (y aprovechando que trasladaban la sede de la empresa a otro local), mis jefes consideraron oportuno instalar una alarma en las nuevas instalaciones. Como en esos momentos yo tenía preocupaciones mayores (esta y esta), y además ya llevaba tanto tiempo teniendo que trabajar desplazada en cliente que apenas si recordaba cual era el logo de mi empresa verdadera, dejé que la noticia de la instalación de la alarma entrase por mi oído izquierdo y saliera por el derecho (así, sin cansarme ni nada);

Sin embargo (y pese a mi misma), algún poso debió de dejar la información en mi mente, porque cuando el lunes pasado, a eso de las 8:05 (hora zulú), llegué la primera a la oficina, abrí la puerta y comenzó a sonar un molesto pi-pi-pi-pi, (igualito a los de la cuenta atrás de las bombas en las películas de acción de Bruce Willis), supe en seguida que había que desactivar una alarma.

Nota: De hecho mis pensamientos exactos fueron: ´Mierda. La Alarma'.

La mala noticia era que no me acordaba de la clave.
La buena noticia era que estaba segura de que nos la había mandado mi jefe por correo (allá por noviembre) a todos los empleados (y también estaba casi segura de no haberla borrado).
Y la mala noticia (y definitiva) era que por la velocidad a la que se iba acelerando el pi-pi-pi-pi de los *$%& no iba a tener tiempo de buscar el susodicho correo con mi reverenciado Android (para introducir la clave antes de que estallara la bomba).

Efectivamente, antes de que consiguiera encontrar el interruptor para encender las luces de la oficina, el molesto pi-pi-pi-pi se convirtió en una aullante sirena de coche de bomberos, que apunto estuvo de provocarme un infarto. Así que atacada de los nervios y todavía a oscuras ([Lo que se me pasaba por la mente en esos momentos on]..., pero en esta oficina ¿donde están las puñeteras luces?[Lo que se me pasaba por la mente en esos momentos off]), me puse a buscar el número de teléfono de uno de mis jefes para preguntarle como desactivar el maldito y berreante chisme.

Andaba yo maldiciendo mi poca previsión por no tener el buscador de contactos en el escritorio del teléfono (mientras el ruido increscendo de la sirena me volvía loca), cuando una Voz desconocida, que sonaba dentro de la oficina a oscuras, estuvo a punto de provocarme el segundo ataque cardiaco de la mañana.

La Voz dijo:
(Voz): 'Se ha activado la alarma de seguridad. Tiene que meter la clave para desactivarla'. 

Y sin que dejase de sonar la sirena de la alarma de fondo, lo volvió a repetir unas trescientas veces más. Con lo que supuse que La Voz solo era una grabación y por tanto decidí tratar de ignorarla mientras marcaba el número de teléfono (que por fin había sido capaz de encontrar) de mi jefe.

Mi jefe contestar no contestó, pero en cambio La Voz si que me sobresaltó de nuevo cambiando el mensaje pre-grabado y diciendo:
(Voz): 'Hola, soy Pepita de la agencia de seguridad Oficinas Super Seguras S.A., ¿quien está ahí?, ¿que ha pasado?, ¿sois ladrones?, ¿estáis robando?, ¿que hacéis ahí?, eh? eh?..., sino sois ladrones decidme la palabra de seguridad y meted la clave en el panel de control. Ya. ¡Vamos!. Venga. Venga. Venga'.

Con lo que además de ponerme si cabe aún más nerviosa, toda esa nueva información me dejó claras algunas cosas:
1) La Voz Pepita no era una grabación.
2) Ahora además tenía que encontrar el teléfono o intercomunicador desde el que me estaba hablando Pepita, para confirmarle que no era un ladrón, (solo una empleada torpe), antes de que enviara a algún compañero alto, fuerte y con mala leche a detenerme.
3) Seguía sin saber cual era la clave para desactivar la alarma, pero ahora también tenía que averiguar otra cosa llamada la Palabra de Seguridad, (que en un alarde de ingenio supuse sería alguna palabra clave elegida por mis jefes para asegurar la inviolabilidad de la oficina..., todo muy película de espías).
4) Y por último (pero no menos importante), los interruptores de las luces de la oficina debían estar escondidos en algún sitio..., digo yo que con la intención de que si entran ladrones vayan dándose, ellos solos y por si mismos, contra todas las columnas, mesas y sillas de la oficina, (probablemente para que cuando los de Oficinas Super Seguras S.A. llegasen, ya se los encuentre medio vencidos a la par que sordos del todo).

(...continuará y terminará).
(Pronto).
(Lo prometo).

2 comentarios:

Ainhoa dijo...

El mundo de las alarmas da mucho miedito. Si yo te dijera la palabra de seguridad de mi empresa... Con la buena memoria que tengo, creo que tardé dos meses en aprendérmela. Menos mal que de momento no he sufrido ningún percance como el tuyo.
A ver cómo termina...
Besos!

Espiguita dijo...

Jijiji ¡jolin! pues como en la mía...con la cantidad de palabras fáciles que hay en la hermosa lengua de Cervantes!!! pues nada :S